Si bien puede ser una tarea ardua, lavar a mano tu ropa bien vale el esfuerzo si deseas que tus prendas más delicadas conserven su calidad. La mayoría de las lavadoras tienen un programa de lavado a mano, pero para obtener los mejores resultados te recomendamos que laves la ropa tú misma. Lo más aconsejable es lavar a mano la lencería y las prendas de lana y de seda. ¿Por dónde empezar?
1. Revisa la etiqueta
Antes de lavar la prenda, no olvides leer la etiqueta de lavado para saber cuál es la temperatura recomendada. Si no hay etiqueta, lo mejor será que optes por una temperatura templada para estar seguros. ¡No querrás que tu jersey favorito encoja!
2. Añade agua y detergente
Llena el fregadero (que tiene que estar limpio) de agua a la temperatura correcta y escoge un detergente suave. Solo necesitarás una cucharadita por cada prenda que laves a mano, ¡así que utilízalo con moderación!
3. Deja la prenda en remojo
Sumerge la prenda por completo y muévela con cuidado en el agua con detergente. No caigas en la tentación de restregar o retorcer la tela, ya que eso podría estirarla o deformarla (¡esta parte es difícil!). Deja la prenda sumergida unos minutos hasta que esté limpia.
4. Aclara y repite
Ahora viene la parte importante. Deja que se vaya el agua con detergente y vuelve a llenar el fregadero con agua limpia y fría. Estruja la prenda con suavidad hasta que ya no tenga detergente. Si siguen saliendo burbujas de la prenda, repite este paso hasta que salga agua limpia.
5. Estrújala con suavidad
Estruja la prenda con suavidad para eliminar el exceso de agua, pero no la retuerzas porque de hacerlo, dañarías la tela. Coloca la prenda sobre una toalla limpia y seca y extiéndela en su forma original para que se seque bien.
6. Enróllala
Enrolla la prenda junto con la toalla para que esta absorba el agua que contienen las fibras de la tela. Puedes repetir este paso todas las veces que quieras para absorber la mayor cantidad de líquido posible.
7. Déjala secar
Por último, extiende la prenda sobre otra toalla y déjala secar al aire. Dale la vuelta de vez en cuando para que se sequen ambos lados. ¡Luego podrás ponerte tus prendas limpias y lavadas a mano!