Armario organizado = mente tranquila. Tenemos buenas noticias: limpiar u ordenar el armario no es solo un pasatiempo para los maniáticos del orden. Todos podemos disfrutar de los beneficios de tener un armario ordenado. Porque el orden no es solo algo que se ve, sino que también se siente.
¿Armario o perchero?
La palabra «ordenar» es bastante amplia. En una habitación el armario parece haber sucumbido a un terremoto, mientras que en otra, la ropa de invierno y la de verano están mezcladas. El caos adopta muchas formas. Algunas maneras de organizar el armario son:
- Doblar la ropa
- Colgar la ropa
- Tener un armario cerrado, un armario abierto o un perchero
- Utilizar cajones y cajas para guardar los accesorios
- Separar la ropa de invierno y la de verano
- Organizar la ropa según la ocasión
- Organizar la ropa por color
"El mero ritual de limpiar y organizar el armario tiene un efecto zen"
Organizar el armario tiene un efecto zen
El mero ritual de limpiar y organizar el armario tiene un efecto zen. Es el no va más de las terapias ocupacionales. Se trata de una tarea sencilla en la que trabajas de forma selectiva con colores y formas y buscas patrones. Rápidamente identificas y solucionas aquello que te resulta molesto. Podría compararse con los juegos de bloques de tu infancia, en los que tenías que encajar cada pieza de color en su sitio. No es de extrañar que las actividades de este tipo tengan un efecto zen y se consideren relajantes.
Sistema de recompensa
No es solo el hecho de organizar el armario lo que tiene un impacto positivo en la mente. El efecto se prolonga en el tiempo tras haber ordenado el armario, pero de otra forma: el sistema de recompensa. El trabajo está hecho: todos los patrones encajan, ya has encontrado una solución para aquello que te resulta molesto y todo está en perfecta simetría. Esto genera una sensación de dicha en el cerebro. Lo curioso es que ese sistema de recompensa es adictivo, por lo que después de organizar el armario, anhelarás el orden y la organización. Por ejemplo, en el trabajo. ¿No es genial?
